Y en Remolinos… la sal.
Otra mirada a la ribera
Hace cientos de millones de años, nuestra comarca estaba totalmente cubierta de agua salada. De esta agua proviene toda la vida, convertida en sal, que se extrae de las minas de Remolinos, solo esta sal de los mares primigenios contiene todos sus minerales y oligoelementos esenciales, exentos de contaminación alguna. Un combustible vital, para que el cuerpo pueda asimilar y procesar todo el magnesio, calcio, sodio y cloruro necesario. Así, nuestras células pueden dividir los nutrientes transformándolos en energía. La sal es el tesoro más antiguo de nuestra comarca puesto que se ha ido formando a lo largo de cientos de millones de años.
De las muchas utilidades de la sal ya habla un tratado chino de farmacología fechado en 2700 A.C. Los primeros pobladores eran grandes expertos y conocedores de las utilidades de la sal como complemento alimentario, y como conservante del pescado, la carne etc.
En la antigüedad, la sal, junto al pan, era ofrecida a los huéspedes como símbolo de hospitalidad. El salero, para los romanos, era un pieza muy apreciada por su valor y simbolismo, por esta razón, se heredaba de padres a hijos.
La sal que se extrae de las minas de El Castellar en Remolinos, se utiliza en la fabricación de piensos para el ganado. En la estación invernal, la sal de Remolinos está presente en la mayoría de las carreteras nacionales y europeas, por su gran utilidad para el deshielo. De las salinas, una vez finalizado el proceso de cristalización, se obtiene una sal blanca, de excelente calidad para el consumo alimentario. También se emplea en el curtido de pieles. La “salmuera” obtenida de estas salinas, que contiene mas de 300gr. de sal por cada litro de agua, es una solución limpia y eficaz para el tratamiento de aguas.
Las salinas que vemos en la fotografía están al pie del monte El Castellar en Remolinos, donde se encuentran las diferentes minas de sal.
J. Ignacio Iguarbe
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